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sueño-cambio-horaDesde hace más de un siglo venimos haciendo el cambio al «horario de verano» a finales de marzo. Fue al comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, cuando se estableció este cambio para ahorrar energía en los hogares, alargando las horas de sol por la tarde. Sin embargo, este cambio actualmente tiene muchas otras implicaciones en nuestra salud que nos hace cuestionarnos los beneficios del mismo.

Horario de invierno, horario de verano

En realidad el llamado «horario de invierno» es el que mejor se adapta a nuestro horario solar real y el que está más en coherencia con las horas de luz y oscuridad que corresponden a nuestro ciclo natural de sueño. Generalmente, tener más horas de luz por la mañana aumenta la productividad y la concentración.

Así pues retrasamos el amanecer, lo que hace que muchas personas se despierten sin que haya luz. Estos cambios producen en nuestro cuerpo los síntomas parecidos al conocido jet lag que sufrimos al viajar a otros países con distinta franja horaria. Somnolencia, dolores de cabeza, malestar general… son algunos de los síntomas que podemos tener.

El sueño, un factor clave

Según el estudio de la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el 80% de los encuestados reconoce dormir menos de 7 horas al día. Cifra que dista mucho de las 8 ó 9 horas recomendadas. Si a esto le añadimos el malestar generado por el cambio horario, nuestro cuerpo puede llegar a sufrir mucho. No dormir bien y la alteración de horario modifica nuestros biorritmos y la producción de la melatonina, esencial para el sueño.

Algunos consejos para adaptarnos a este nuevo horario son:

  • Una cena ligera. Las digestiones pesadas no ayudan a conciliar el sueño
  • Evitar bebidas estimulantes antes de ir a dormir, como el café, té o bebidas energéticas.
  • Evitar hacer ejercicio justo antes de acostarnos.
  • Evitar la exposición a pantallas móviles, tablets y ordenadores (luz azul) que pueden alterar también nuestro ciclo de sueño.
  • Pero sobretodo, mantén una rutina: procura acostarte y levantarte a la misma hora.

Si a pesar de todo pasados unos días tras el cambio de hora, se mantienen los síntomas de cansancio, consúltanos en la farmacia.

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