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El aparato digestivo se compone de diversos órganos: esófago, estómago, intestinos grueso y delgado, hígado, páncreas y vesícula biliar. Las enfermedades digestivas pueden afectar a cualquiera de ellos y ser leves o graves; los casos más frecuentes entre la población incluyen el síndrome del intestino irritable, la intolerancia a la lactosa y diversos tipos de cáncer.

Seis enfermedades digestivas comunes

La indigestión es una molestia muy extendida. Se trata de una inflamación de la mucosa estomacal provocada por determinados alimentos o alcohol, pero también pueden ocasionarla los medicamentos como la aspirina u otros analgésicos. Se caracteriza por un dolor persistente o sordo en el abdomen, que puede desarrollarse de forma gradual o aparecer de forma repentina, y náuseas. Las continuas indigestiones pueden derivar en una gastritis crónica que favorece la aparición de úlceras y, posteriormente, de un cáncer.

El reflujo lo ocasiona un fallo en el funcionamiento de la válvula que separa el estómago del esófago y que deja pasar los ácidos estomacales. Provoca sensación de ardor en el estómago, el pecho y la garganta y una constante necesidad de aclararse la garganta y/o toser. En casos severos, en los que la mucosa esofágica se ve dañada, el reflujo deriva en cáncer de esófago.

Al hablar de estreñimiento nos referimos a una modificación, sin motivo aparente, en el patrón de evacuación: se va al baño con poca frecuencia, cuesta un gran esfuerzo y las heces son duras y secas. Puede ser consecuencia de la dieta, de medicamentos o de desajustes en los ritmos del organismo, pero también un posible síntoma de síndrome del intestino irritable, diabetes o cáncer de colon.

El síndrome del intestino irritable lo provoca un mal funcionamiento de los músculos intestinales, que se contraen demasiado rápido o no se contraen lo suficiente. Aunque lo habitual es achacarlo al estrés, los antecedentes familiares también son un factor a tener en cuenta. El síndrome del intestino irritable se caracteriza por alternar episodios de estreñimiento y diarrea, gases, inflamación y calambres.

La formación de sacos en las paredes del colon se conoce como diverticulosis. La inflamación, infección o rotura de dichos sacos libera bacterias fecales en el abdomen, y aunque los casos más leves no presentan síntomas, si se trata de un caso grave se experimenta dolor abdominal agudo, inflamación, gases y episodios alternos de estreñimiento y diarrea.

Entre las enfermedades digestivas también hay trastornos autoinmunes, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Son inflamaciones del intestino, si bien la primera es más leve, que provocan calambres, vómitos, inflamación, fatiga y diarrea sanguinolenta. Un efecto secundario es la dificultad para absorber nutrientes, que aumenta el riesgo de desarrollar anemia perniciosa.

Diagnosticar una enfermedad digestiva

Existen exámenes médicos que determinan con precisión el tipo de enfermedad digestiva que padece un paciente: colonoscopia, endoscopias de vías digestivas altas y con cápsula, CPRE, ultrasonido endoscópico… Si bien algunas enfermedades digestivas pueden mantenerse controladas con medicación, lo más aconsejable es acudir primero a los profesionales sanitarios pertinentes.