Euskadi es líder estatal en intoxicaciones etílicas
Las calles de Euskadi vuelven a vestirse de fiesta, la euforia de pueblos y ciudades anima el ambiente. No obstante, tras los pañuelos al cuello y los altavoces a todo volumen, se esconde una realidad mucho menos festiva: el repunte estacional del consumo de alcohol y drogas, que convierte el verano vasco en un escenario de riesgo sanitario y vial.
Los últimos datos del Gobierno Vasco (Osakidetza) no dejan lugar a dudas, un 76 % de la población de 14‑64 años ha consumido alcohol en el último año, el 23,8 % fuma, el 7 % usa cannabis y un 2,5 % consume otras drogas ilegales como cocaína, anfetaminas o éxtasis
Borracheras de fin de semana
Aunque el consumo de alcohol general ha descendido, especialmente entre los jóvenes de 14‑18 años, Euskadi lidera en intoxicaciones etílicas, un 23,8 % de la población frente al 14,3 % del nivel nacional
El consumo no respeta edades: los jóvenes de 15 a 21 años no son una excepción. mientras el consumo diario es menor —solo el 2,8 % lo hace a diario— las “borracheras de fin de semana” se han instalado como norma y la edad media de inicio se mantiene en los 16,4 años, una estadística que lleva más de una década sin retrasarse
Esta cifra no solo refleja jóvenes que beben en exceso durante las fiestas, sino también un patrón de consumo fuera de control que afecta a múltiples generaciones y que ha calado perfectamente en los numerosísimos turistas de mediana y tercera edad que nos visitan.
Controles en las carreteras
La magnitud del problema adquiere otra dimensión cuando se despliega en la carretera. En 2024, las autoridades detectaron casi 2.000 sanciones por alcohol al volante, lo que supone una de cada cinco tras accidente. Cada fin de semana, entre junio y agosto —época de verbenas y controles intensivos—, Euskadi se enfrenta a su propia batalla entre celebración y responsabilidad.
La presión social y el deseo de encajar sigue siendo un motor potente. No se trata simplemente de una ceremonia de paso: es la antesala de consumos más intensos.
Ante esta realidad, el Gobierno Vasco ha intensificado su respuesta. Desde mediados de junio hasta finales de agosto, la Ertzaintza y policías locales realizan controles concentrados en las carreteras, con sanciones que alcanzan los 1.000 €, hasta 6 puntos de carnet y posibles imputaciones penales. Además, los itinerarios educativos han llegado a más de 5.600 alumnos durante el curso pasado, con talleres en centros escolares y actividades en fiestas locales
35% de los accidentes mortales
A pesar de estas acciones, la toxicidad persiste. El alcohol causa el 35 % de los accidentes mortales de tráfico en Euskadi y el 15 % de los laborales
Así, el contraste del verano vasco es evidente: tradición festiva y espíritu comunitario conviven con datos que alertan sobre una bomba de relojería de salud pública. El reto pasa por desnormalizar el consumo, reforzar la prevención y responder con firmeza ante cada control. Porque detrás de cada txozna vibrante puede latir un riesgo evitado… o un error irreversible.




