Skip to main content

Prometen tratamientos más efectivos con menos efectos secundarios

Tras años de estancamiento en la investigación y el desarrollo de radiofármacos, el interés ha resurgido con fuerza. Empresas como AstraZeneca, Bristol Myers Squibb (BMS) y Eli Lilly han invertido miles de millones en adquisiciones de compañías especializadas en radiofármacos, impulsando la evolución de esta tecnología. La reciente compra de Fusion Pharmaceuticals por parte de AstraZeneca, valorada en 2.400 millones de dólares, subraya este renovado compromiso ya que la adquisición no solo es significativa por la cantidad invertida, sino por el potencial transformador que ofrece en el tratamiento del cáncer.
La cooperación entre empresas y centros de investigación académicos ha permitido el desarrollo de terapias cada vez más sofisticadas, que no solo detectan tumores con gran precisión, sino que también permiten tratarlos de manera dirigida, minimizando el daño a los
tejidos sanos. Este enfoque personalizado resulta especialmente atractivo para los pacientes, que ven una oportunidad de recibir terapias menos invasivas y con menores efectos secundarios en comparación con los tratamientos tradicionales como la quimioterapia y la radioterapia.

El liderazgo de Novartis

Uno de los actores más destacados en este renacimiento es Novartis, pionera en la investigación y desarrollo de radiofármacos desde 2018. La farmacéutica suiza ha invertido grandes recursos para expandir su presencia en este sector comprando varias empresas innovadoras especializadas en esta tecnología. Entre sus productos más reconocidos se encuentran Lutathera, destinado al tratamiento de tumores neuroendocrinos, y Pluvicto, que ha demostrado una notable eficacia en la lucha contra el cáncer de próstata avanzado.
Además, Novartis ha seguido ampliando su portafolio de radiofármacos con nuevas adquisiciones y colaboraciones, consolidándose como uno de los líderes en el campo de la oncología personalizada. La compañía ha establecido alianzas estratégicas con universidades y
centros de investigación para acelerar el desarrollo de nuevos compuestos y mejorar la eficacia de los tratamientos existentes.

Radiofármacos y oncología de precisión

En el caso de los radiofármacos, la capacidad de detectar y atacar células tumorales de manera selectiva es un claro ejemplo de cómo esta tecnología puede mejorar los resultados del tratamiento del cáncer.

Técnicas como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía computarizada por emisión de fotones individuales (SPECT) dependen de estos compuestos para generar imágenes moleculares de alta precisión, lo que permite a los médicos identificar tumores en etapas tempranas y monitorear su evolución de manera más efectiva.
Esto es especialmente importante en casos de cánceres de difícil detección, como el cáncer de páncreas o los tumores neuroendocrinos, donde un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso o la progresión de la enfermedad.

A nivel terapéutico, representan una alternativa a los tratamientos tradicionales ya que, a diferencia de la quimioterapia, que afecta tanto a las células cancerosas como a las sanas, los radiofármacos están diseñados para concentrarse únicamente en las células malignas, lo que reduce significativamente los efectos secundarios.

Este enfoque más dirigido ha demostrado ser particularmente eficaz en tipos de cáncer resistentes a otros tratamientos, como el cáncer de próstata o los tumores neuroendocrinos, y está siendo estudiado para su aplicación en otros tipos de cánceres sólidos y hematológicos.

Futuro de los radiofármacos

A pesar del éxito de los radiofármacos, su desarrollo y producción presentan desafíos únicos. La producción segura de radionúclidos, el componente radioactivo esencial de estos fármacos, requiere infraestructuras complejas y costosas. Además, debido a su corta vida la logística de distribución es complicada, obligando a los laboratorios a producir estos compuestos cerca de los centros donde serán utilizados. Este desafío ha impulsado a las grandes farmacéuticas a establecer alianzas con productores especializados y a desarrollar tecnologías más eficientes para la producción de radiofármacos.


A nivel regulatorio, su desarrollo requiere cumplir con estrictas normativas de seguridad y eficacia, tanto en los procesos de investigación como en la comercialización. Las autoridades regulatorias, como la FDA y la EMA, han acelerado los procesos de aprobación de algunos debido a su potencial para mejorar el tratamiento de ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, la complejidad del proceso y los altos costes de desarrollo siguen siendo obstáculos importantes para la rápida expansión de estos tratamientos.


El futuro de los radiofármacos, sin embargo, es brillante. A medida que la tecnología avanza y la inversión en este campo continúa, es probable que veamos una mayor diversificación de los tratamientos disponibles. Nuevos radiofármacos están siendo desarrollados para tratar una variedad más amplia de tipos de cáncer, y se están explorando combinaciones con inmunoterapias y terapias dirigidas para maximizar su eficacia.