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La navidad es una época para celebrar con la familia, amigos y disfrutar del tiempo libre con los seres queridos. Sin embargo, es época de comidas, fiestas y atracones que hacen que tras las fiestas nos sintamos hinchados y con el estómago sensible.  Cuando suceden tantos cambios en nuestra rutina diaria, el sistema digestivo sufre las consecuencias.,

Según fuente oficiales 7 de cada 10 españoles sufren algún problema gastrointestinal durante las celebraciones navideñas. Y a esto hay que sumar una realidad más: de media, se engordan unos tres kilos en estas fechas. No es fácil controlarse ante una mesa llena de comida, pero si quieres seguir sintiéndote en forma cuando pasen estas fechas te damos los siguientes consejos:

  • Disminuir la cantidad de comida en el plato y tratar de comer despacio. Es preferible repetir a llenarnos el plato y comerlo todo, no tenemos que comer con los ojos. Igualmente, intenta comer despacio, no pegarte el atracón con los aperitivos, si no tienes más hambre, no fuerces a tu estómago.
  • No cenar muy tarde. Conforme se acerca la noche, las hormonas que se encargan de digerir los azúcares y los hidratos de carbono disminuyen. Eso implica que, si hacemos una gran cena muy tarde, el organismo tendrá más dificultades para digerirla, lo que puede desembocar en gases o indigestión.
  • Evitar en lo posible ciertos alimentos que pueden provocar acidez o gases, como el picante, la cebolla, los cítricos, el tomate, el alcohol, las bebidas con cafeína o gaseosas o las comidas fritas o con mucha grasa.
  • Elabora algunos platos más ligeros. A la hora de preparar el menú navideño, no sólo puedes contar con los tradicionales asados, sino que puedes pensar en platos que te aporten menos valor calórico
  • No tomar alimentos muy calientes, ya que pueden irritar las paredes del estómago.
  • Caminar un poco después de las comida es una buena forma de quemar calorías y ayudar a la digestión.

Pero lo más importante es disfrutar de estas veladas en compañía de la familia y amigos de forma relajada, ya que el peor enemigo de nuestro estómago es el stress.