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Causada por gérmenes y bacterias de alimentos y bebidas

Con la llegada del verano y el aumento de actividades al aire libre, hay que tomar medidas adicionales para prevenir las intoxicaciones alimentarias. Durante esta temporada, las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias en nuestra comida y bebida aumentando el riesgo de enfermedades gastrointestinales.

Los síntomas de la intoxicación alimentaria son malestar estomacal, diarrea y vómitos que generalmente se presentan varias horas o días después de la ingesta del alimento o bebida contaminada.

Aunque a la mayoría de las personas les afecta de forma leve y desaparece tras ayuno e hidratación sin recibir tratamiento adicional, en ocasiones, causa un cuadro grave de la enfermedad o complicaciones que requiere incluso hospitalización de urgencia como en el caso de la salmonelosis.

Cómo nos afecta la intoxicación alimentaria

La intoxicación alimentaria puede afectar de forma distinta a individuos o grupos que hayan consumido el mismo alimento ya que depende de las defensas del cuerpo frente a las bacterias que la causan.

La contaminación de los alimentos ocurre cuando los microorganismos ingresan en ellos, lo cual puede suceder de diversas formas: la carne de res o aves puede entrar en contacto con bacterias intestinales normales durante su procesamiento, el agua utilizada en el cultivo o transporte puede contener residuos humanos o estiércol o que los alimentos pueden ser manipulados de forma insegura durante su preparación en tiendas, restaurantes o casas.

También puede ocurrir tras consumir alimentos preparados por personas que no se han lavado adecuadamente las manos, por alimentos elaborados con utensilios o superficies sin la suficiente asepsia , al ingerir productos lácteos o alimentos con mayonesa que han estado fuera del refrigerador por mucho tiempo o poco pero a elevada temperatura, alimentos congelados o refrigerados que no se almacenan a de forma correcta o no se recalientan adecuadamente, pescados u ostras crudas, batidos o jugos elaborados con frutas y verduras crudas mal lavadas, carnes o huevos insuficientemente cocidos y agua de fuentes no tratadas adecuadamente.

Las intoxicaciones alimentarias pueden ser provocadas por una variedad de microorganismos y toxinas, entre ellos el cólera, la E. coli, Salmonella, Shigella, y toxinas presentes en pescados o mariscos en mal estado.

Consejos útiles

Los niños, ancianos y personas con condiciones médicas subyacentes tienen un mayor riesgo de sufrir intoxicación alimentaria así como las personas con enfermedades crónicas, sistemas inmunitarios debilitados, viajeros a zonas con alta exposición a organismos causantes de intoxicación alimentaria, y también las mujeres embarazadas y los lactantes.

Por ello es importante seguir estas simples rutinas para evitar el contagio:

Lavado adecuado de manos: una práctica común que a menudo se pasa por alto, pero es crucial para prevenir la contaminación alimentaria.

Manipulación segura de alimentos: para evitar la contaminación cruzada, es importante separar los alimentos crudos de los cocidos y usar tablas de cortar y utensilios diferentes para cada tipo.

Refrigeración adecuada: durante picnics, barbacoas y otras actividades al aire libre, los alimentos perecederos deben mantenerse refrigerados hasta el momento de su consumo. No se deben dejar fuera por largos periodos, especialmente en días calurosos.

Precauciones con mariscos y pescados: es importante tomar precauciones adicionales, ya que pueden ser fuente de toxinas y microorganismos nocivos.

Si necesita atención o tiene dudas sobre los síntomas, ¡llámenos al 944 42 29 48! o acérquese a nuestra oficina de farmacia.