12 de septiembre, día mundial de la migraña. La migraña es un trastorno neurológico que se manifiesta como un dolor de cabeza intenso, generalmente acompañado de náuseas, vómitos, y sensibilidad a la luz, a los olores y al sonido. A menudo afecta a un lado de la cabeza con un dolor pulsátil, que puede variar en intensidad y durar de unas pocas horas a varios días. Esta enfermedad afecta a un amplio porcentaje de la población mundial, siendo más común en mujeres que en hombres. En España, más de cuatro millones de personas padecen migrañas, lo que la convierte en una de las dolencias neurológicas más incapacitantes y, a menudo, infradiagnosticada.
Las causas exactas de la migraña no se conocen completamente, pero se cree que alteraciones en la actividad cerebral, junto con factores genéticos, pueden jugar un papel fundamental en su aparición. Estos episodios también pueden estar relacionados con desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, que afecta la regulación del dolor en el cerebro.
Además, diversos factores desencadenantes pueden precipitar un ataque de migraña. Entre ellos se encuentran el estrés, los cambios hormonales (especialmente en mujeres, durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia), las alteraciones del sueño, y ciertos alimentos como el alcohol, el chocolate o los embutidos. Factores ambientales como los cambios de temperatura, la exposición a luces brillantes o ruidos fuertes, también pueden desencadenar un ataque.
El impacto de la migraña va más allá del dolor físico. Debido a la intensidad de los síntomas, las personas que la padecen pueden verse incapacitadas temporalmente, afectando su vida personal, social y laboral. La migraña puede causar una reducción significativa en la capacidad para realizar tareas diarias, y se asocia con trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión debido a su naturaleza crónica y recurrente.
Para muchas personas, la clave para disminuir la frecuencia e intensidad de las migrañas radica en identificar y evitar sus desencadenantes personales. Mantener un diario de migrañas puede ayudar a rastrear patrones relacionados con alimentos, hábitos de sueño, o factores ambientales que provoquen los ataques. Además, existen tratamientos preventivos y de alivio que incluyen medicamentos, terapias no farmacológicas como la acupuntura o técnicas de relajación, y cambios en el estilo de vida como una dieta equilibrada, la gestión del estrés y una rutina de sueño regular.
A pesar de su alta prevalencia e impacto, la migraña sigue siendo una enfermedad subdiagnosticada y mal comprendida. Es esencial acudir a un profesional médico para recibir un diagnóstico adecuado y determinar el tratamiento más efectivo para cada caso.
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