Para conmemorar que cada 24 de abril se celebra el día mundial contra la meningitis, hemos hecho una recopilación de los datos más importantes sobre esta enfermedad para darle visibilidad y concienciar sobre la importancia de una detección precoz.
¿Qué es la meningitis?
La meningitis es la inflamación de las meninges, las membranas que cubren el encéfalo y la médula espinal y mayoritariamente son producidas por una infección por bacterias o por virus. Se trata de una enfermedad en general grave, que afecta principalmente a niños y adolescentes y requiere un diagnóstico y un tratamiento rápidos para evitar secuelas y prevenir la muerte.
Todos los tipos de meningitis se caracterizan por la presencia de un síndrome meníngeo, que incluye síntomas como: cefalea, vómitos, fiebre elevada, rigidez de cuello y sensación de malestar general. Los síntomas iniciales de la meningitis pueden ser similares a los de la gripe (influenza). Estos síntomas aparecen de tres a seis días después de la exposición a las bacterias o virus.
Tipos de meningitis
Existen diferentes tipos de meningitis, pero la más común es la meningitis viral, que se produce cuando un virus penetra en el organismo a través de la nariz o la boca y se traslada al cerebro.
Las meningitis víricas suelen evolucionar de manera benigna, sin complicaciones. Raramente algunos virus pueden producir infecciones graves y mortales, en general en personas con defensas bajas.
La meningitis bacteriana es poco frecuente ,puede llegar a ser letal y aunque la puede contraer cualquier persona, se suele dar más en niños pequeños y en personas que tienen dificultades para combatir las infecciones. En ocasiones, la meningits se produce como consecuencia o complicación de otra infección en un lugar próximo como una otitis o sinusitis.
La meningitis bacteriana se puede tratar con antibióticos, aunque éstos no sirven en el caso de la meningitis viral. Por su parte, los medicamentos antivirales pueden recetarse a aquellos con meningitis herpética.
Otras opciones son los líquidos intravenosos y los medicamentos para tratar otros síntomas, como el edema cerebral, el shock o las crisis epilépticas.
Adolescencia
El 20% de adolescentes son portadores de meningococos que produce la meningitis por meningococo, esto se debe a que los adolescentes portan en la cavidad que conecta la nariz con la faringe, esta bacteria la cual puede causar la obstrucción de los vasos sanguíneos en el cerebro. Además, Una de las principales medidas de prevención para la meningitis meningocócica es la vacunación, la cual es considerada como la mejor medida para controlarla y evitar así cualquier lesión que cause discapacidad e incluso muerte.
Vacunas
Las vacunas ordinarias pueden hacer mucho para prevenir la meningitis, aunque éstos no sirven en el caso de la meningitis viral. Las vacunas contra la infección por la bacteria Hib, el sarampión, las paperas, la poliomielitis, y el neumococo pueden proteger contra las formas de meningitis causadas por estos gérmenes.
Aunque la meningitis bacteriana puede asustar, las probabilidades de contraerla son bastante bajas. De todos modos, puesto que puede ser grave, ahora los médicos recomiendan vacunar a todos los adolescentes contra la meningitis meningocócica. Muchas universidades exigen que sus alumnos estén vacunados contra la meningitis.
Complicaciones de la meningitis
Las complicaciones de la meningitis pueden ser graves. Cuanto más tiempo pasen sin recibir tratamiento, mayor es el riesgo que corren de sufrir convulsiones y daños neurológicos permanentes, tales como:
- Pérdida auditiva
- Problemas de memoria
- Problemas de aprendizaje
- Daño cerebral
- Problemas de la marcha
- Convulsiones
- Insuficiencia renal
- Choque
- Muerte
Con un tratamiento inmediato, hasta los pacientes con meningitis grave pueden tener una buena recuperación.
Como conclusión, podríamos decir que las meningitis más frecuentes son las benignas, las producidas por virus. Por tanto, meningitis no siempre es sinónimo de gravedad. Y gracias a las diversas vacunas existentes contra ella, podemos proteger y prevenir frente a un tipo determinado de germen.