¿Quién no tiene alguna cicatriz en su cuerpo, grande o pequeña, resultado de una caída, corte u operación? Todos/as tenemos alguna lesión de este tipo, que cuidar y proteger, todo el año, especialmente durante los primeros seis meses y el verano.
Se trata de una herida más o menos profunda de la dermis que crea un parche de piel que recubre una herida. Puede formarse por un rasponazo, quemadura o corte y existen varios tipos de diferentes aspectos, las abultadas, por ejemplo, son resultado del acné.
Si no evitamos exponer nuestras cicatrices al sol corren el riesgo de quedar pigmentadas para siempre, sobre todo las quirúrgicas. Asi que, compra un protector solar factor 50+ de farmacia y aplicátelo una hora antes de la exposición al sol, cada dos horas y después de cada baño. Sin embargo, no sólo el sol es peligroso para ellas, el cloro de las piscinas, la humedad y la sal marina nos pueden hacer un flaco favor en su desarrollo y curación.
Otro medio para protegerlas de los rayos solares son: las láminas de silicona adherentes a la piel resistentes al agua, diseñadas para ayudar a la regeneración de la dermis en unas diez semanas que además puedes llevar puestas hasta doce horas al día, y los aceites hidratantes con propiedades regenerativas, como el de aloe vera, rosa mosqueta o tepezcohuite.
Si tu cicatriz es antigua ¡No te confíes!, tienen menos riesgo de cambiar su aspecto, exceptuando dos supuestos: las hipopigmentadas (de color blanco) y las producidas por una quemadura. Las primeras, que carecen de melanocitos (célula que se encarga de producir melanina) se pondrán en evidencia dado el bronceado de la piel anexa y con las segundas hay que tener mucho cuidado, son tejidos dañados más susceptibles de padecer cánceres cutáneos.
Tengas las “marca de guerra” que tengas, ya lo sabes, protégela. Y si necesitas consejo, no olvides que en Farmacia Uriarte estamos a tu disposición. Feliz verano.